Alejandro MAGARIÑOS

PALMAS Y OMBÚES

PAG 1-2

Á LA MADRE DE MIS HIJOS,
A LA DULCE Y AMADA COMPAÑERA DE MI VIDA
LUISA ROCCA DE MAGARIÑOS CERVANTES.

Á mitad de mi vida, niña hermosa

Te encontró como un Hada en mi camino,

Y me diste risueña y generosa
Tu candor, tu belleza, tu fortuna,
Uniendo al pobre mió tu destino
Hasta entonces feliz desde la cuna.

En medio á los abrojos de la senda
Que siguiendo mis pasos te han herido.
De tierno afecto y gratitud ofrenda,
Sombra te brinde y plácido reposo,

Y evoque los recuerdos
Mas dulces de tu alma.

Este aromado pabellón umbrío.
Con las ramas formado
Del Ombú rumoroso

Y la sonante Palma,

Cuando apenas susurra, adormecida.
Por los besos del aura estremecida.
Alzélo para tí, mi compañera

En la hora del dolor y la alegría,
Mi tesoro en el mundo mas precioso,

Tu nombre entrelazando con el mío,
Para que viva ó muera
Con el olvido ó gloria de tu esposo!

Abril 3 de 1884.

Astro de amor que con tu luz me bañas

Y por doquier amante me acompañas !
Talismán que preservas mi existencia

Y que siempre á mi lado fiel encuentro,
Si del hombre me hiere la vil saña,

Ó me postra del cielo la inclemencia!

Recojo tú mi postrimer suspiro,

Y sea para tí mi último canto!

1861.

PAG 3-5
ALAS.

AL DR. D. LUIS MELIAN LAFLNUR.

Siempre las cuerdas de la lira mia
Tuvieron para tí ¡ Patria del alma !
Infeliz ó dichosa, en la suprema
Hora del infortunio ó la ventura,
Un himno de dolor ó de alegría.
Aun niño todavía,
Ceñir quise á tu frente
Magnifica diadema;
Y en mi entusiasmo ardiente
Levantando hasta Dios el pensamiento,
Pedí su íntima luz á la conciencia
Que vence al astro rey cuando fulgura.
Su victorioso cántico á la palma.
Sus altos hechos á la patria historia,
Su ideal á la República,
Al genio de la santa independencia
Su inmaculada gloria ;
Á las nacientes rosas su frescura,
Al nardo melancólico su aroma,
Á la blanca azucena su pureza.
Su tiernísimo arrullo á la paloma;

Como al ciprés sombrío
De erguida frente levantada al cielo,
Su intensa y muda, varonil tristeza;
Su remontado vuelo
Al cóndor que en el Sol clava sus ojos,
Y lo encuentra pequeño en el vacio;
Su raudal de pasión al sentimiento,
Y su esplendor al vasto firmamento
Una noche de estío !

De un pueblo entero el alma colectiva
Tiene.su foco, y vibra, y se condensa
En el alma del vate. ¡ Cuan dichoso
El que en la fuente viva
Del popular torrente,
Su atmósfera respira.
En su onda bebe inspiración inmensa,
Y traduce en un cántico armonioso
Lo que su pueblo piensa,
Lo que su pueblo siente !

Ombú ! que gigantesco y solitario ,
Arpa de las alturas y corona,
Levantas tu cabeza como el genio ,
Que hollado , escarnecido , el vuelo tiende
Á otra mas alta refulgente zona ,
Como las ramas tú , si el viento airado
Tu cabellera con furor sacude ;
Palma ! de gloria y de virtud emblema ;
Mis pasos dirijid al santuario
Do se oculta cubierta con un velo
Como Isis misteriosa ,
Del Edem tropical en el palacio ,
La virgen poesía
De la tierra sin par , maravillosa ,
Que por Ángel guardián tiene al Crucero ,
En la cúpula azul del Infinito
Iluminando el arduo derrotero ,
Y la ascensión triunfal del Nuevo mundo ,
Como heraldo y fanal de su destino ,
Como el dedo de Dios en el espacio ….

Á su fulgor divino ,
Con la fé y la esperanza del cristiano ,
Cuando en el Circo al César inhumano ,
Bajo la garra de la hambrienta fiera ,
Que azuzaba feroz la turba impía ,
Su postrera mirada dirijía ,
Del triunfo en el futuro precursora ;
Ombú coloso , Palma redentora ,
Hijos de la montaña y del Pampero ,
Dadme las alas de inmortal idea ;
Vuestro vigor y magestad sublimes
Prestad á la voz mia :
Sacudid vuestra copa gigantea ,
Rasgad el que me cerca , negro velo ,
Y entre ondas de luz y de harmonía
Alzadme en vuestros brazos hasta el cielo !

PAG 11-17

III. PALMAS Y OMBÚES
(Proemio)

AL DR. D. JOSÉ M. TORRES CAICEDO .

¡ Cómo las hojas del ombú suspiran
Cuando la tarde con ligero paso ,
Entre arreboles que en el aire espiran
Tierno beso dá el Sol en el ocaso !

¡ Cuan triste el astro rey ya sin corona ,
Reconcentra sus rayos en si mismo !

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10 PALMAS Y OMBÚES

i Sin freno rodarán por el vacío
Sus elementos otra vez dispersos ,
Y confundidos como un mar bravio
Retornarán al caos los universos ?

En las tardes de otoño cuantas veces
Debajo del Ombú y entre la salva
Del mirlo que gemia en los cipreses ,
Me sorprendió la noche y me halló el alba !

El árbol colosal su sombra densa
En derredor fatídica esparcía ,

Y ante la angustia universal , inmensa ,
El alma anonadarse parecía .

Al murmullo del viento entre las hojas ,
Atribulada con pavor escucha ,
Las plegarias , los ayes , las congojas
De la infeliz humanidad en lucha .

Con sesgo vuelo y grito de agonía
Contestaban el buho y la serpiente ,

Y transido de horror yo me volvía

Á la palmera que nos mira enfrente .

El horizonte ciñe

La blanquecina franja ,

Que el claro-obscuro tíñe

PALMAS Y OMBÚES 17

Nota al pie.

(1) En las Palmas y Ombúes se siente arrobada el alma por la con-
templación de lo humano y lo divino , lo tangible y lo impalpable , que ha-
ciendo estremecer el corazón se exhalan involuntariamente en expresiones
que

Como las hojas del ombú suspiran .

Las palmas: El que no haya escuchado el melancólico sonido de las
palmas agitadas por él cierzo , ó en las calladas horas de la noche iluminadas
por la pálida luz de la luna, renuncie a la lectura de esa poesía :

“Erguida, nuble palma,
Cuando el dolor me postre,
Aliento dá á mi alma,
Lumbre á la mente lóbrega
Vigor al corazón:”
Benigno T. Martínez ,1878

PAG 46-48
X
COLON Y EL NUEVO MUNDO 11
(Fragmento)

A DON BENIGNO T. MARTÍNEZ 2

Oh! quien tuviera el arpa con que inspirado canta
El ángel, y pudiera trepar hasta el dosel,
En torno del cual giran los orbes, y levanta
La creación entera su hossana eterno á Él !

¡ Sublimes cataratas, Niágara, Tequendama,
Que resonáis cual eco de la ira del Señor;
Prestadme el atronante rugido con que brama
Vuestra grandiosa mole, cayendo en derredor !

¡Magnifico Amazonas, soberbio y rico Plata,
Vuestra arrogancia y brios á mis acentos dad,
Guando se oculta el dia y el rayo se desata,
Y asida á vuestras crines se ve la tempestad !

lllimani, Antisana, propicios á mi ruego.
Con vuestros resplandores iluminad mi sien,
Y azótenla, y aviven eléctricas su fuego
Las nubes y tormentas que solo allí se ven !

Embalsamada brisa que con doliente arrullo,
Te escapas de las selvas, como ellas virginal ,
Y en las ciclópeas ruinas del noble Azteca orgullo,
Tal vez por él murmuras un canto funeral;

Auríferas montañas, inmensa Cordillera,
Do mil tribus errantes, ansiosas de botin,
Tendida al rudo viento su larga cabellera.
En ágiles corceles se agolpan al confín;

Inmensurables Pampas, desiertos y llanuras,
Y cielos donde enhiesta brilla la Cruz del Sud; 3
Fieras, serpientes, aves, cándidas flores puras,
Y sdvanas que incendia del trópico la luz:

Formad todas acordes, tan solo una armonía,
un coro que resuene como una sola voz,
Un rayo que en el’ alma vertiendo poesía,
En ella surgir haga la inspiración veloz.

En cuyas rojas alas se eleve resonando.
Nota de un himno inmenso, del Sud al Septentrión,
Cual ígneo meteoro radioso traspasando
Los montes y los mares, el nombre de Colon !

¡Colon! . . . el genio ilustre que el Dios de los humanos.
Para inundar la Europa de luz y aire vital,
Rasgando el negro velo de incógnitos arcanos
Lanzára en las tinieblas cual salvador fanal.

Dios le tocó en la frente. . . relámpago divino
Mostróle en nuevos cielos un nuevo astro lucir.
Abrióse á sus fulgores el libro del destino,
Y en él hoja por hoja leyó su porvenir.

Miró de otras riberas los bellos horizontes
Que destilaban perlas en nubes de arrebol,
Miró en la verde falda de sus floridos montes,
Las pinas de oro y plata que fecundiza el sol.

Y vio á los arroyuelos besar las virginales
Flores, y al retirarse, cubiertas á la vez,
Dejarlas de brillantes, rubíes y corales.
Cual lágrimas que arranca del goce la embriaguez.

Y arrebatada el alma con noble sed de gloria,
Corrió á brindar su idea, su idea colosal,
Á reyes y potentes magnates, y notoria
La gran verdad su labio les reveló inmortal.

Mas solo encontró en ellos estúpida ironía.
Promesas cortesanas ó menosprecio cruel. . .
Y eso que el genio apenas un barco les pedia,
Y en cambio todo un mundo les ofrecía por él.

¡Oh! cuántas veces, cuántas en su tenaz delirio.
Rota y deshecha el alma por tanta decepción
Y escarnio, imaginóse — tanto era su martirio ! —
Que ya en efecto había perdido la razon.

Un vértigo era solo. . . pasaba, y mas divina
La fé con la esperanza volvía tras su afán;
Así el Ombú altanero que el huracán inclina.
Se eleva mas erguido, pasado el huracán.
Y firme, incontrastable, sin doblegar la frente,
Bebiendo gota á gota de su aflicción la hiel,
Los días y los años pasó hasta que fulgente
Rompió su obscura noche la estrella de Isabel.

La mano que triunfante postró la Media Luna,
por cierto merecia llenar las de Colón,
con sus joyeles régios, y dar á la fortuna
Y á la infatuada ciencia, sublime bofetón! 4

(continúa)

PAG 60

XI

FIBRAS VITALES

( A un caído )

Lidia — no por la vida ó la victoria,
Mas lidia por tu honor….

JULIO ARBOLEDA.

En la cuchilla v el llano,
De fresca sombra cubierto
El ombú se eleva ufano,
Siempre é los ranchos cercano
Como el genio del desierto;

Proteje el pajizo techo
Y brinda con mano franca
Al viajero abrigo y lecho:
El huracán mas deshecho
De su base no le arranca.
Puede con mortal congoja
En la recia sacudida
Ver volar hoja tras hoja;
Ó el rayo que el cielo arrroja
Calcinar su copa erguida . 2

Mas si no tocan las llamas
Las raices protectoras,
Tu sávia, ombú, desparramas,

Y pujantes, vividoras,
Haces brotar nuevas ramas,

Así el hombre que al embate
De las pasiones ó el vicio
Cediera en letal combate,
Hundido en el precipicio,
Si en su pecho oculta late

Una sola vital fibra
Que electrize su alma yerta,
Ante el rayo que ella vibra
De su letargo despierta,
Y de la muerte se libra.

Como el árbol de la vida,
El árbol de la conciencia,
Aunque tronchado, escondida
En sus raíces anida
Su reparadora esencia.

Y si no tocan las llamas
Las raíces protectoras.
Tu savia, oh virtud! derramas,
Y potentes, vividoras.
Haces brotar nuevas ramas.

En el mas impuro seno
Puede matar el veneno,
Y en la mas villana frente
Borrar la mancha de cieno.
Quien se humilla y se arrepiente.

Le basta un sublime anhelo
Para elevarse del suelo
Tan alto que al mundo asombre,
Y si perdona en el cielo
Dios ¿será menos el hombre?

Alma pecadora, escucha:
Tu esfuerzo no te avergüence
Aunque tu afrenta sea mucha;
La redención es la lucha,
Y el que lucha con fe, vence!

1864

PAG 253

JUICIOS SOBRE LOS INGENIOS AMERICANOS

Es una absurda pretensión, dice otro distinguido escritor español, autor de LA ARGENTINA, ensayos literarios sobre los vates contemporáneos de ambas márgenes del plata, de LA HISTORIA DE ENTRERÍOS etc., -el suponer que los poetas americanos no son originales, -que no han creado nada-

¿Acaso la tan celebrada oda a la agricultura de la zona tórrida del admi-
rable Bello, no es esencialmente americana ? Y las no menos admirables des-
cripciones de la Pampa argentina, de Echeverría, El Ombú de Dominguez,
de J. M. Gutiérrez y Mitre; las producciones de Ascasubi y Delcampo, y los
raros versos de Balcarce en su especie de canción del género Beranger, que
no tiene rival en castellano ? ¿ Y el Yandubayú y Liropeya de Berro, y el
Urutaú de Guido ? ¿ Y esas Britas del Plata de Magariños, que cada una
es un poema americano ? — (V. pág. 17, § 2.º) — Benigno T, Martínez,
1877

TEXTO EXTRAÍDO DE:

https://archive.org/details/palmasyombespoe00cervgoog
Consulta realizada en los días 12 y 16 de setiembre de 2014