José ALONSO Y TRELLES

PAJA BRAVA

PRÓLOGO

“ (…) Al finalizar el siglo XIX, los cultores del verso criollo, agrupados en torno a la revista “El Fogón”, dedicábanse a tejer alabanzas rimadas a todo aquello que integraba el acervo tradicional del campo – el rancho, el pingo, la china, el ombú, la lanza, la guitarra, etc – (…)”

Serafín J. García 1954

FRUTA DEL TIEMPO

(…)
Deje no más, deje no más que el viejo
se quede en sus taperas,
viendo pasar por las cuchiyas verdes,
las alegres visiones con que aún sueña;
que no sepa ese ombú donde ha colgado
su guitarra sin cuerdas,
ande otro tiempo recostó su lanza,
al volver vencedora de la guerra,
que al que jamás ha conocido el miedo
lo retó en las carreras,
un comisario de esos de bombiya
que no se anda con güeltas
pa atracarnos el código a los gauchos:
“El pan que no se vende de esta tierra”.

1899

LOS QUE QUEDAN

Alcanzáme el chiripá,
y aprontá mis nazarenas
que vi´a calzar las de potro
p´hacer más crioya la fiesta.

Mi overo dende el ombú,
luciendo cacharpas nuevas,
con la coscoja del freno
me alvierte que ya está alerta;

y yo, sin saber por qué,
siento en los brazos más juerza,
y menos peso en las tabas,
y más soltura en la lengua.

¡Ah malhaya juese el tiempo
que cansao de darme güeltas
pa la edá en que era yo mozo
reculara de vedera! …

Pero ¡de ande! Si Mandinga
se ha quedao a guampa seca,
y ya no hace más milagros
como aquél de la leyenda.

Pa mí que esto que ahora siento
se lo debo a la giñebra,
porque tomé unos traguitos
pa hacer pata a lo que venga.

Vi´a cruzar pagos ajenos
vi´a salir de la querencia,
pa probar si tuito ees chacras
lo que rumbee campo ajuera.

¡Ajajá! … ¿Vido, aparcero?
Ya enhorqueté la osamenta …
¿Y ahura mozos, démen cancha
que mi overo pide rienda!

Lo que ese sol que amanece
le dé a este mundo dos güeltas,
mi flete ha e tomar el agua
del Sauce de Villanueva ….

***
Aquí otra vez, en mi choza
ande quedaban mis penas,
ande mis recuerdos guachos
morían de mal de ausencia.

Aquí otra güelta, aburrido,
deshecho de las paletas,
y sabiendo ya que tuito
se ha hecho grinco en estta tierra.

El puesto, el corral, los bretes,
el alambrao, las tranqueras,
la estancia con su “garage”,
la pionada, las haciendas,

tuito es gringo; hasta los ranchos
que hace un siglo eran taperas,
son hoy de suidá machaza
que sobre el Yi se arrecuesta.

Suidá que cumple cien años
y al cumplirlos los festeja;
pero ¡sin canchas de taba!
ni sortijas, ni carreras!

Suidá de chiruzas lindas
como lo eran las agüelas,
y de crioyos que usan ahura
centurones y galeras.

Suidá en que dirán discursos
dotores de lengua suelta,
pero ande no habrá un trovero
que cante su amor en décimas …

Güelvo otra vez a mis pagos,
al silencio e mi tapera,
a contarle a mi guitarra,
pa que lo yoren sus cuerdas,

que no quedan ya más gauchos
en tuito el lomo e la tierra,
que unos de engaña – pichanga
que vide ha poco … ¡en “maqueta”!

1921

DEL PASAO
HORAS NEGRAS

¿Ve aqueyas paredes
de adobe, sin techo,
que al lao de un ombudo
lucen ayá lejos?
¿Las vido? Pues sepa
que aquello jue un tiempo
nidito de amores
de este gaucho viejo.

RECORDANDO

Ero po´ quí mesmito …
de aquel lao la manguera …
el rancho … la cocina …
y ahura ¡ni güeyas quedan!
¡Ni raices del ombú que daba sombra
al palenque de troncos de palmera!

¡QUE DIREIS!

Clavel del aire que alegras
el mojinete del rancho
trébol de olor que perfumas
el tarro ande escuendo el naco;
calandria que me despiertas
dende el ombú con tu canto,
solcito que desentumes
los güesos del viejo Pancho…
¡Qué diréis cuando una aurora
no me sintáis carraspiando,
ni a través del techo e paja,
veáis salir l´humito blanco
del jogón en que hierve el agua
con que cebo el mate amargo!

1917

MI TESTAMENTO

(…)
Quiero sentir bajo la luz del cielo
la caricia e la tierra
que jue siempre para mí como una madre
y ha e recoger mis güesos lo que muera;
quiero óir cantar, cuando el sudor me avise
que me agauita la autera,
sobre el ombú e mi choza la calandria
que tantaas veces consoló mi pena;
quiero ver retozar a los baguales
que la yeguada encela
pa recordar los que montaba en pelos
al salir disparando e la manguera;
quiero seguir el vuelo e las torcazas
cuando a la tarde los cardales dejan,
y van, buchonas, procurando el nido
ande Amor, arruyando, las espera.

 

ALONSO Y TRELLES, José (1926) Paja Brava. Editorial Claridad, Buenos Aires
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